La geometría, sin lugar a dudas, tiene un papel muy importante en la arquitectura. Tiempo atrás los campos, al igual que los ensanches se han labrado mediante ejes. Han sido líneas que han resuelto la planta de la ciudad creando esos ejes viarios a partir de los cuales han surgido las posteriores avenidas y calles siguiendo una retícula. Gracias a la geometría tanto se ha tenido esa capacidad para conducir el movimiento de las personas dentro de la ciudad, como se ha podido potenciar la imagen otorgándole identidad al espacio urbano. Han dado forma a la estructura urbana.

Pero cuando nos adentramos en el centro urbano de una ciudad y vemos que a partir de un eje o de una plaza geométrica surge un trazado de calles irregulares como los capilares de nuestro cuerpo es cuando nos damos cuenta de que el trazado urbano no solo depende de la geometría sino que también de las relaciones y las distancias focales entre los lugares. Otro ejemplo que contradice el poder infinito de las rectas serían esas rotondas o esos bulevares junto a las calles curvas y sinuosas que se iniciaran en el siglo XX.

Aquí surge el debate sobre si una línea recta o una repetición de polígonos puede ser aburrida  o si un conjunto de líneas sinuosas puede dar lugar a confusión. Un eje o una retícula lo que al fin hace es crear relaciones, vida y movimiento. Suponen la claridad, la fluidez y la armonía. Dentro de la ciudad son de gran importancia pero yo creo que un eje no supone una línea recta, podemos experimentar con las formas siempre que la misión sea la misma: tejer la ciudad.

Los espacios públicos, por su parte, ¿Qué significan?. En la actualidad se llama a espacio público a cualquier obra de relleno que se construye en un espacio no edificado. Estos lugares, de primera mano, deben tener un significado cívico, estético, funcional y social. No un lugar público por muy bonito que sea va a ser mejor que otro, menos agraciado, pero más funcional. El texto nos intenta explicar que las obras públicas deben cumplir la definición de la Urbanidad, pero no es algo que ocurre siempre. En la actualidad los espacios públicos son públicos en el sentido de la concepción pública y de la administración, pero no todos son espacios de urbanidad con el significado cívico, político y figurativo que corresponde a una buena ciudad.

Por otra parte ¿Qué delimita el espacio público del privado? Llamamos espacio público a las plazas y a las calles que conforman la ciudad, ¿pero no son los edificios privados los que definen el paisaje de las mismas? Bajo mi punto de vista el espacio público y el privado  trabajan de la mano.

Las calles, por otra parte, tienen una función principal: el tránsito, el acceso y la recepción. Puede haberlas de dos maneras monofuncionales o multifuncionales, y aquí es donde surge el problema con la coexistencia de varias funciones de usuarios en una misma calle lo que siempre ha planteado debates.

Las calles, a lo largo de la historia, han ido ensanchándose debido a que se ha aumentado tanto el número de viandantes como de tráfico rodado hasta el punto que la función de la circulación ha primado sobre la de la residencia. La aparición de transporte urbano más rápido se suma, surgen los accidentes y se empeora el problema. Así los urbanistas comenzarán el desarrollo de las ciudades y de las carreteras hasta llegar a las ciudades heterogéneas de la actualidad donde nos encontramos especializaciones funcionales. Un ejemplo interesante es el de Tokio que resuelve la ciudad mediante 3 vías de especialización y que a mi me recuerda al Plan de 3 millones de habitantes de Le Corbusier en el que suponía tres tipos de vía también y las giraba 45º grados unas respecto a las otras diferenciando el tráfico en cada una de ellas. Otro ejemplo de especialización es el de mi ciudad en esta asignatura, Boston, en el que el Big Dig que es una autopista se entierra creándose en su superficie parques y unas carreteras de velocidad más reducida.