En primer lugar contactamos con el colegio por el teléfono que facilitaba su página web,

nos dieron un correo electrónico y tras mucha insistencia por nuestra parte, nos citamos.

Al revisar los cuestionarios, nos dimos cuenta de que teníamos un mapa érroneo y lo cambiamos manteniendo el grafismo propuesto, el cual era fácilmente comprensible para los colegiales. Este error se debe a que en la página web del ayuntamiento, el colegio está mal situado.

Ya que conocíamos a una profesora, no tuvimos problemas de ningún tipo con el centro, incluso nos pidieron que enviáramos un resumen de los resultados a la dirección.

Al llegar a la clase, intentamos motivar a los colegiales diciéndoles que este cuestionario era para ellos, para que pidieran lo que quisieran, ya que las mejoras planteadas revertirían directamente sobre su barrio. 

Los alumnos no comprendían bien lo que se pedía en el mapa, además, a algunos no les apetecía seguir haciendo el formulario por que les recordaba a un examen, así que su profesor les tenía que instar a terminarlo.

Los profesores colaboraron, y la mayoría de los alumnos se esforzó por completar el formulario. Aún así, tenían actividades programadas y algunos no completaron los dibujos.

Por lo general, las zonas preferidas del barrio para los niños eran las pistas de fútbol, el parque, el estadio de fútbol los Cármenes y el centro comercial.

Además, alumnos y profesor consideraban que el Parque tecnológico de la Salud, a pesar de ser muy cercano, era totalmente ajeno a ellos y no formaba parte del barrio.

Aproximadamente, aparecían dos vertientes de opiniones:

-Algunos querían más pistas deportivas en el barrio o zonas sin coches para jugar.

-Otros querían un parque grande y un centro comercial más cercano a su casa.

Como dato curioso, todos los varones afirmaban que ninguna zona de su barrio les daba miedo.

Para concluir, la experiencia nos sirvió para volver a un colegio público de  educación primaria, y recordar el ambiente en el que crecimos.