Caminar por las afueras de cualquier ciudad es hoy un ejercicio esclarecedor. ¿Son todas esas personas iguales?, ¿Es el entorno el mismo?, ¿Por qué reproducen el mismo modelo? Entiendo que la globalización, con sus aciertos, también ha conducido a la pérdida de la identidad. 

La mediocridad del urbanismo en los últimos tiempos supone el reflejo de una sociedad que, como su ciudad, aleja personas, las clasifica por números, y las ordena sin razón, condenándolas. 

Quiero creer en un futuro y en una sociedad que vuelve a encontrarse consigo misma, para después, como consecuencia inevitable, producir una nueva ciudad, un nuevo urbanismo mucho mas relacionado con el entendimiento, integrador, adaptado. 

Imagen: Pawla Kuczynskiego