Apuesta por el desorden de las ciudades, a no dar soluciones contruyendo.

La arquitectura no puede basarse en ideas y en solo buenas intenciones de unos pocos, tiene que materializarse y ser útil para todos los ciudadanos que viven en ella. Para poder entender y activar la ciudad se debe empezar a conocer desde su piel. Desde lo que nosotros sentimos, de manera superficial, ante los elementos.

Defiende la idea de pensar las cosas siempre con una perspectiva de futuro. Tratar de imaginar los posibles cambios y si se adecuan a lo que planteamos.

Con las cidades más difíciles que ya tienen su urbanismo constituído de mala manera no hay que tirar la toalla, resguardándonos en que no se tenemos poder y solo políticos y altos cargos lo tienen. La voz popular se tiene que oir mucho más. Las asociaciones de vecinos por ejemplo, son importantísimas para conseguir hacer ciudad de lo que ya hay.

Me gusta el punto de vista tan sensorial que tiene. Tener en cuenta las sensaciones que producen las ciudades, teniendo en cuenta los detalles que normalmente se pasan por alto, eso también es su piel. El hecho de que una rampa sea demasiado inclinada imposibilita que detrás de ella se cree ciudad porque se hace dificil su paso.

El buen urbanismo tiene que transmitir e incentivar a descubrirlo.

Por último reflexiona sobre como acabmos aceptando las cosas por muy equivocadas que estén cuando pasan determinado tiempo con nosotros. Hasta llega un momento en el que se convierten casi en un sello identificatorio. (Hotel Alhambra Palace).