El principal problema que ve Solá – Morales , viene del nuevo sistema en el que el edificio deja de ser importante por lo que es , por lo que ofrece si no que es el nombre de su arquitecto el que le da el valor , o incluso una forma que destaque para ser así fruto del impacto ciudadano ,lo que propensa su publicidad pero que al fin y al cabo este tipo de edificios que muchas veces provienen de decisiones políticas que lo que buscan es ese objetivo , publicidad.

Este hecho hace que espacios que podrían dar vida a nuevas zonas en la ciudad queden totalmente en desuso , lo que muestra su fracaso a nivel de propuesta.

Comparto con la idea de este texto , que un buen proyecto no solo debe ser estéticamente atrayente si no que debe ser usado y el segundo criterio prevalece al primero ya que viene implícito en su naturaleza , los buenos proyectos deben surgir de una necesidad de la sociedad y la debe dar por satisfecha.   De aquí viene la obligación de que tanto a la hora de proyectar edificios o urbanismo el proyecto nazca de su futuro usuario , práctica que ha dejado de estar en uso pero que es necesaria que vuelva a tener importancia.