La ciudad de Barcelona, con los proyectos urbanos impulsados en los últimos años lucha por colocarse en la vanguardia del urbanismo a nivel europeo. Las Supermanzanas se configuran como una de las joyas de corona de las propuestas en marcha. 

El proyecto piloto ha sido llevado a cabo de forma temporal y adoptando pequeñas medidas de un coste muy bajo, sin embargo ha servido para demostrar las bondades de este tipo de medidas y para que los ciudadanos experimenten y comprueben que la vida en la ciudad puede ser mucho mejor. 

Pareciera que, aunque existan críticas a la restricción del trafico privado, estuviéramos deseando aprovechar estos espacios ocupados por el coche, ya que cuando se liberan se convierten en un éxito social y urbano.

Tal es el éxito que, aunque la medida fue ideada para el Ensanche, barrios de otras zonas de la ciudad han reclamado medidas similares.  

El Ayto. de Barcelona ofrece en su web memorias informativas por sectores que recogen un elaborado estudio sobre la actividad comercial, la densidad de población, los equipamientos públicos, el ruido, la accesibilidad a la red de bicicletas, el transporte público, la calidad del aire e incluso la incidencia solar de cada zona para la realización del proyecto. Además, las jornadas participativas con los ciudadanos ayudan a configurar el proyecto. El plan de acción culmina con la implantación en 2018 y evaluación en 2019 para planificar la consecución urbana del proyecto.  

Tal y como se ha hecho en Barcelona, los ciudadanos debemos exigir inmediatez para la elaboración de proyectos de este tipo puesto que el ecosistema urbano se altera constantemente y algunas medidas dejarían de tener sentido en el momento de su implementación en caso de alargarse en el tiempo. 

Esta medida solo debe entenderse como una más en una serie de espacios que se adapten a cada lugar en la ciudad. Igualmente, otras ciudades deben identificar sus propios problemas y encontrar las respuestas más idóneas, escuchando al usuario y persiguiendo una mayor calidad de vida. No se trata de utilizar más suelo para zonas libres, para coches y aparcamientos, debemos optimizar el existente y otorgarle versatilidad para lograr la paz en la ciudad. 

Imagen: PMU 2013-2018. Ayto de Barcelona.