LA ESCALA HUMANA

Hoy en día tenemos más conocimientos del hábitat de los animales que de las personas. Esto se debe a que hemos seguido un proceso de crecimiento equivocado, aunque en su momento no lo pareciera. El coche es el dueño de la mayoría de ciudades, ya que en su momento era símbolo de progreso, además de un medio de transporte rápido, por esto las ciudades se adaptaron al coche perdiendo así la escala humana.

El primer capítulo se titula “Primero modelamos nuestras ciudades y después nos modelan ellas”, esto es un hecho ya que muchas ciudades se diseñan sin tener en cuenta a la gran diversidad de personas que existen, por lo que estas se tienen que adaptar a la ciudad ya diseñada. En los últimos años esto ha pasado mucho ya que mucha gente del campo se ha trasladado a la ciudad y había que resolver el problema del incremento de ciudadanos en muy poco tiempo. Pone de ejemplo a China, que para poder dar cobijo a toda esta gente copia el modelo occidental cometiendo los mismos errores y no crean su propio modelo que se adapte a sus necesidades, un urbanismo enfocado a las personas.

El segundo capítulo tiene un título muy realista y es “Mides lo que te importa”, efectivamente hasta hace poco lo que importaba eran los coches por lo que solo se medía su tránsito, hasta que se dieron cuenta que estas calles dedicadas al coche estaban ocupadas en su mayor parte por personas, por lo tanto, algo estaba fallando y cuando eso ocurre hay que hacer un cambio. Se hizo un experimento en Brodway que al principio pensaban que no funcionaría: cortar el tráfico, colocar carriles bici y mobiliario urbano, todo esto fue un éxito, los ciudadanos salieron a la calle y convivieron en el espacio público, surgió una gran espontaneidad e interacciones. Este es el objetivo de un espacio público, invitar a que la gente se quede en un lugar y que en este surjan actividades decidas por los usuarios, no todo cuando se diseña debe de ser controlado.

El tercer capítulo es “Cómo hacer más con menos”, como he dicho en el anterior capítulo los espacios solo necesitan unas condiciones mínimas adaptadas al lugar para que surjan interacciones y así convertirlos en espacios públicos, de esto trata este capítulo. Pone de ejemplo como con abrir algunos comercios o poner mobiliario urbano en callejones estos se convierten en lugares públicos, también la proximidad entre fachadas acerca y no excluye como las grandes avenidas dedicadas a los coches.

En el siguiente habla sobre las repercusiones de estas decisiones como asfaltar las calles que hacen que no se filtre el agua, agotando existencias de agua potable subterránea. L contaminación de los coches también es un gran problema, si todos los países que han crecido en los últimos años y aún siguen creciendo alcanzaran el ritmo del resto de países donde hay una media de 1 o 2 coches por personas, acabaríamos con muchos recursos.

Finalmente nos pone el ejemplo de Christchurch, en él hubo un terremoto donde el centro se derrumbó por lo que había que hacer una reconstrucción. Se decide preguntar a los ciudadanos como quieren que sea su ciudad y todos estos coinciden en que quieren edificios bajos, zonas verdes, carriles bicis, lo que es una ciudad para personas.

CALLES COMPARTIDAS

En este video se propone una idea para un mejor funcionamiento de las calles, esta idea es compartir las calles con los coches, bicicletas y peatones sin límite de espacio entre ellos. Este nuevo concepto supone un cambio y como todos los cambios da miedo, pero se ha demostrado que al no imponer límites espaciales entre los usuarios estos interactúan creándolos ellos mismo, creando una ciudad para ellos.

Los vehículos bajarían la velocidad evitando muchos accidentes porque al bajar la velocidad somos capaces de ver nuestro entorno y así poder interactuar con él, respetando a peatones y bicicletas.

Estos espacios, estas calles compartidas, en ellos hay que invitar a que sea un lugar donde quedarse y que este no sea solo de paso.