Algunos arquitectos y urbanistas consideran a Manuel De Solà-Morales el mejor urbanista español de los últimos 40 años. Cuestiona la arquitectura de las grandes estrellas, pero apuesta por el desorden de las grandes ciudades.

El urbanismo actual no es tan diferente del urbanismo del pasado. El actual es mas complejo, existe una mayor diversidad y conflicto. Sin embargo, ahora existe una mayor posibilidad de hacer urbanismo de buena calidad. Es por ello que hay que fomentar y modernizar la cultura de la ciudad.

De Solà-Morales defiende la idea de urbanidad material. La ciudad es mucho más que una calle. Dota de importancia a la materia, la piel de la ciudad, que le confieren significado a la metrópolis. Sin embargo, esta idea de urbanidad material, va más allá: existen elementos de la ciudad que son su materia como lo pueden ser una esquina, una rampa... Actualmente, las estaciones de metro se han convertido en las nuevas esquinas. Los espacios públicos pueden aprender de las esquinas para establecer puntos de encuentro. De esta manera podemos materializar esa condición urbana.

Es muy importante destacar el sentido de pertenencia que pueda provocar una ciudad. Esta no debe ser solo bonita, donde lo único que importa es si posee un edificio emblemático de formas caprichosas o no. La ciudad ha de emocionar, crear energía, dar lugar a cambios, tal y como sucede en ciudades como Nueva York o Cádiz, siempre con un cierto equilibrio. Otras ciudades, en cambio, pueden ser clasificadas de aburridas al no poseer estas características. Esta complejidad y energía nos ofrece otra belleza diferente que podría ser tan interesante como la de orden formal.