Trazar es crear, relacionar, trenzar, trocear, medir…

En definitiva, trazar es espaciar, saber diferenciar y clasificar los distintos elementos que conforman el urbanismo, desde cruces de calles a ciudades, o las relaciones entre estas.

Realmente el principal problema radica en la transición que tiene lugar ante la confrontación de diversas escalas, es decir, ¿estamos aprovechando la gran riqueza que puede proporcionar un correcto tratamiento de esa superposición?

Para llevar a cabo esta labor de forma acertada y coherente es preciso realizar una clasificación del territorio, parcelarlo, delimitarlo. Detectar que relaciones y en que medida se producen. Tomar referencias, señalar oportunidades. Abstraerse de la “arquitectura”, dejar a un lado la pieza arquitectónica como tal y centrarse en el espacio restante existente (sin olvidar que la arquitectura es la base y que sin ella no existirían estos ámbitos)