El fragmento de texto relata la descripción de la Isla de los utopianos. En ella se procura describir con precisión una imagen geográfica del lugar y situarnos levemente en su contexto histórico, además de documentar el desarrollo de la vida en la isla. Vemos claramente que se trata, haciendo honor al nombre del texto, de un estado de utopía.

Lo que más me asombra del texto, es que más allá de que fuera o no posible implantar un sistema tan reglado y disciplinado de ordenación de personas (en cuanto al tema relatado de trabajos agricultor y ganadero), éste se desarrolle sin ninguna clase de conflictos por parte de los ciudadanos. Como comentaba Solà-Morales en la entrevista “Me interesa la piel de las ciudades” (texto 03), la vida de las ciudades radica en las relaciones sociales que se desarrollan entre los usuarios, pero también en los conflictos emergentes, y es necesario que el urbanista cree ciudad desde el conocimiento de esos problemas, puesto que ignorándolos sólo se llegaría a una ciudad falsa, inservible. En ningún momento del fragmento, el autor hace alusión a conflictos ciudadanos o a alguna clase de reivindicación por parte del pueblo ante el sistema impuesto; es más, parece que todos viven en perfecta armonía y disfrutan de ese estilo de vida. Me hace pensar en que ahí es donde realmente radica la utopía del texto: no la descripción al detalle de un lugar en sí -perfectamente organizado o construido de cierta manera-, sino el hecho de cómo ha sido posible lograr esa organización y alcanzar un estado de colaboración ciudadana absoluta. 

La utopía del "cómo".