Los pequeños elementos son los que configuran una ciudad, cada edificio, cada calle, cada esquina. Solá Morales critica que los arquitectos no tengan en cuenta esto, que se centren solo en su edificio y no en el conjunto, olvidan que va a formar parte de esa ciudad.

Como bien nos dice una ciudad no se construye en 5 años ni mucho menos, se debe diseñar teniendo en cuenta un presente y contemplando un futuro. Cada elemento debe resolverse de manera que mejore la ciudad, nos pone el ejemplo del edificio de cristal que puede ser bonito pero antiurbano, al no responder a las necesidades del lugar y estar fuera de contexto.

 Critica a esos arquitectos que se basan en la estética y la búsqueda de la belleza, la arquitectura es mucho más no se debe quedar en algo tan superficial, se proyecta para las personas, para solucionar sus problemas y para trasmitirles sensaciones. Las ciudades deben cumplir esto. Nos cuenta que una ciudad como Manhattan no te cansa, debido a esa diversidad, a esa energía que es tan importante. Otras ciudades en cambio parecen ser vistas en un día debido a la repetición, a la monotonía. Necesitamos diversidad, espontaneidad y la ciudad debe dar cabida a todo esto.

Me llama la atención cuando nos habla de antipremios, quizás es muy radical y lo que se debería hacer es impedir que se sigan cosntruyendo estos edificios.