José Fariña reflexiona sobre los problemas del turismo, poniendo como ejemplo Oporto. El turismo se planteaba como una solución para recuperar centros históricos pero la realidad está siendo otra. Debido al elevado número de turistas, los precios de las viviendas aumentan provacando que los propios ciudadanos tengan que buscar nuevos hogares en zonas más económicas, que a su vez, esto ocasiona el cierre de negocios convirtiéndose el centro en una "gran residencia" y perdiendo su identidad. 

Bajo mi opinión, las ciudades  no pueden funcionar solo para el turista abandonando su esencia, sino que este, tiene que vivir nuevas experencias en cada ciudad al descubrir nuevas formas de organización, costumbres, etc. sin que afecte a la identidad del lugar.