Recogiendo la sesión oral presentada con este articulo, se critica la posicion de los arquitectos estrella en la actualidad. Arquitectura de objeto fuera de su contexto donde su forma predomina y supone su propia enfermedad. Muchas veces creando ciudades de exposición, para llamar la atención del turismo y vaciarlas de humanidad. Parece un flashback a un siglo antes. Solá propone unir esta arquitectura, hacer el terreno de juego para estos edificios y los preexistentes. El entorno debe existir para humanizarnos: dar belleza y función. 

Las cosas claras, no podemos hacer borrón y pasar página. Humanizar las ciudades se puede conseguir con lo que hay, buen ejemplo es la transformación de Manhattan. Con su trama ortogonal no se percibe esta geometría en sus calles, y tiende a enriquecerse y completarse en cada esquina. Gran parte de nuestro problema reside en el uso de estas calles, ese espacio mayoritariamente utilizado por coches. Si se quiere una ciudad más completa para todos sus usuarios, se tiene que empezar transformando sus calles. Puede ser creando más espacio para el peaton, más espacio verde, más lugares de encuentro, más espacio para hacer deporte, más hueco para el ser humano y, en consecuencia, menos para la maquina. Sin duda, el coche eléctrico no soluciona este problema, puede ser hasta el declive de este progreso. 

Estas nuevas zonas, tienen que aproximarse desde un buen diseño, donde los arquitectos y urbanistas deben intervenir. Crear un diseño universal, para todos, generando sorpresa y emoción. Esta seria la forma de seducir del diseñador, apostando por lo diferente, que deberia ser siempre positivo.