Al dejarnos llevar tanto por la globalización urbana, hemos llegado a un urbanismo desenfrenado que deja la propia condición urbana irreconocible, llegando a una "ciudad genérica" o un "espacio basura" como se habla en el libro Acerca de la ciudad de Gustavo Gili.

Cuando Koolhaas habla de 'la ciudad no existe', sentencia fielmente a su costumbre de convertir las ideas en eslóganes.

Sabemos que el crecimiento de una ciudad es inevitable y que lo haga con carencias urbanísticas también lo es. Por eso, hay que ver a las ciudades como algo que no tiene que ver con lo nuevo ni con lo civilizado, sino con el subdesarrolo urbanístico.

Este urbanismo debera atacar a la arquitectura, ridiculizar sus preocupaciones y destruir sus tradiciones. Así evitaremos que los esloganes terminen suplantando a esas ideas.