Manuel de Solà Morales nos invita a reflexionar sobre las ciudades viéndolas desde un punto de vista diferente, como mecanismos complejos que albergan todo tipo de actividades y situaciones diferentes, haciendo interesante su estudio y posibilidades.
La piel de las ciudades es una gran metáfora para explicar la esencia de una ciudad, una acumulación de elementos materiales que se le han ido añadiendo y transformando con el tiempo. Esta materialidad no hay que endenterla de un modo general, son también detalles que transmiten y enriquecen el entorno urbano, como lo son las esquinas para Manuel De Solà.
Una ciudad que sabe transmitir la hace muy valiosa, sensaciones que a lo mejor solo pueden ser
evocadas al pasear, tocar, oír... en general es lo que hace única a una ciudad y que uno sabe que se ha hecho con emoción como dice el autor del texto, en esto consiste el buen urbanismo o arquitectura, que al final pretenden alcanzar el mismo objetivo, dar respuesta a lo humano.