Raymond Unwin ya se planteaba, allá por el siglo XlX, temas que hasta entonces no habían sido analizados en profundidad. Surge un pensamiento reflexivo del arte de la planificación urbana

que trata de entender la belleza entre lo regular y lo irregular, aportando lo mejor de ambas y haciendo que la ciudad sea flexible en este aspecto, de los centros y los espacios cerrados, de cómo un espacio abierto puede vitalizar una parte importante de la ciudad, de las parcelas y la separación de los edificios y las vallas, cómo el espacio se articulará en torno a a ellos, la organización de las vías principales y su ordenamiento, para mejorar la movilidad de las personas de un punto a otro de la ciudad, el importante papel de los propios edificos en el entorno urbano, los barrios residenciales y su importancia en la ciudad y demás conceptos que nos harán comprender la individualidad de las ciudades, en la que cada una se organizará de manera diferente atendiendo a su topografía y a sus habitantes.

 

Al igual que Unwin, pienso que la clave para hacer buen urbanismo está en la combinación de soluciones múltiples, hacer un equilibrio de soluciones, sin que por ello debamos descartar lo bueno de otras alternativas.