En el vídeo sobre calles compartidas, Eduardo Barrera trata el tema de la movilidad a partir de la cuestión: ¿cómo introducir la necesidad del transporte sin destruir las ciudades y la concentración y vitalidad de los usos urbanos?. Para ello plantea, además de embellecer la calle, mejorarla desde un nuevo concepto de ella, que serían calles sin restricciones de espacio, sin barreras físicas y sin señales. Al no haber límites físicos espaciales, los usuarios mismos los crean mediante la interactuación, creando y dando vida a la ciudad. Pero también es cierto que, a mayor libertad por parte de la calle, más responsabilidad para el usuario que debe establecer esos límites ausentes. Esto podría ser muy positivo puesto que implica mayor entendimiento de comunidad, más consciencia y atención por parte del usuario con lo que ocurre colectivamente. Pero también es cierto que este cambio físico conlleva también un gran cambio psicológico y social, ya que debemos evolucionar en conceptos de peligro y miedo en relación a la seguridad.

 

Estas ideas estan muy relacionadas con las desarrolladas en el proyecto de Supermanzanas de Barcelona, ya que sin ser muy radicales, buscan una solución en el equilibrio de las distintas situaciones y en la combinación de lo que ya hay y lo que podría ocurrir. Son necesidades y aunque no son proyectos innovadores, sí responden a unas ciertas carencias que con el uso del automóvil han ido aumentando y desarrollandose cada vez más en las ciudades.

Creo que todo depende mucho del tiempo. Por una parte, entender la clasificación y organización del espacio y cómo esto genera inseguridad. 

Por otra, es interesante que son soluciones que no necesitan gran coste, sino que pueden ser soluciones experimentadas y ensayadas con el fin de encontrar la mejor solución. Es el caso de Amsterdam, donde ya se esta probando a no encender los semáforos, y se esta comprobando que la gente mira más y activa más su atención.