El texto de Tomás Moro debemos analizarlo en su contexto, 1516. Anterior a esta época, la palabra utopía no existía. Fue un concepto innovador que sin duda dio que hablar.

Igualdad social y económica - así como buenas intenciones- llenan las páginas de este texto. En mi opinión, me parece que este pensamiento está muy por delante de la ideología general de su época. Plantea un lugar donde sus habitantes tienen las mismas oportunidades, todos son iguales a ojos de todos.

Esto para algunos puede suponer incluso una distopía; Todas las ciudades con el mismo patrón, sin originalidad, sin emoción; Se plantea un individuo sin identidad, donde sus intereses individuales son llevados a un segundo plano -incluso eliminados- para anteponer los colectivos.

Una utopía actual no se parecería posiblemente en nada a lo que planteó Tomás Moro. Ahora sólo pensamos en casas bajo el mar, coches que flotan en el asfalto, y tubos, muchos tubos que atraviesen ciudades. Nos encanta imaginar cosas que actualmente no serían posibles...  Sin embargo, nos hemos molestado más en escenificar el futuro, en controlarlo, que en resolverlo. 

En nuestra profesión la utopía puede sernos útil a la hora de intervenir en problemas colectivos, aunque siempre deberíamos considerarla como un medio más que como un fin último, ya que es muy difícil llegar a una solución común para todos. Para ello es importante oír todas las voces y tenerlas en cuenta a la hora de proyectar.