La masificación en las ciudades hace que arquitectos y urbanistas nos preguntemos: ¿Estamos olvidando la esencia de la escala?

Es comprensible que en las nuevas ciudades donde los espacios y los objetos arquitectónicos se han engrandecido desmesuradamente gracias a los avances constructivos, las personas nos sintamos ajenas a esas construcciones por el hecho de que nos parezcan inabarcables. Para alguien que viva en un pueblo, llegar a una de estas ciudades supone un reto eterno llegar a comprender y predecir esa ciudad. Aún así la gente nacida en estas ciudades tampoco llegan a comprenderlas nunca. La gente suele a ir a los mismos sitios y cuando cambian es para periodos largos, las personas buscamos cosas que nos sean cómodas y las exprimimos hasta que nos aburren. Por eso aún conociendo estas ciudades desde el nacimiento, nos solemos quedar en los barrios, al menos para desarrollar el día a día. Sin embargo hay otro tipo de gente que se acomoda a la gran urbe, a la que le gusta recorrerla y descubrirla, pero esa gente suele dejarla para hacer lo mismo con otras, cuando ya la ha exprimido. Por tanto nos preguntamos ¿qué es lo adecuado para satisfacer la escala humana?