El fragmento de ciudad sobre el que he decidido trabajar es Camino de Ronda. En esta zona relativamente nueva predominan los bloques de pisos altos, el apilamiento de casas, que generan una trama urbana rígida y claustrofóbica.

   La jerarquía de esta trama es determinada por la calle principal Camino de Ronda; una avenida llena de tráfico, que conduce a algunas calles y callejones oscuros y poco salubres, esto es el alma del barrio. Todo este ambiente pone en valor lugares como el Parque Federico García Lorca, recinto que da la espalda a la ciudad creando una burbuja de naturaleza y recreo.

   Mirando hacia un futuro no muy lejano, la calle debe ser un lugar que permita la convivencia entre transeúntes, vehículos autónomos, y otros medios de transporte como la bicicleta o el patinete eléctrico que ya han empezado a irrumpir en el panorama actual. Pero, sobre todo, debe ser un lugar limpio, seguro y agradable para la ciudadanía. Hay que dejar respirar al barrio, no solo en plazas o parques, también en el recorrido hacia ellos. El desplazamiento es lo que conforma la imagen urbana, hagamos de este una experiencia placentera.

   Otro aspecto a tratar es el aumento progresivo de la población. Al pensar en la ampliación de un asentamiento urbano, trabajamos sobre el plano, en superficies horizontales, pero también existe el crecimiento en altura. Con el avance técnico podemos jugar con los volúmenes y conformar ciudades con fórmulas que antes no podían plantearse.