Proyecto: Urban Games 2019
Tema: Urban Game 1. UTOPIA
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EL URBANISMO Y LAS LÁMPARAS DE LA ARQUITECTURA
José Luis Gómez Ordoñez nos plantea en este artículo una cuestión que nos viene afectando desde hace tiempo: el confrontamiento entre arquitectura y urbanismo. ¿Es lo mismo o son campos totalmente distintos? ¿Son complementarios o contrarios?
En el siglo XX, sobre todo a partir de la segunda mitad, surgió el concepto de “arquitecto estrella”, al que parece que nos hemos acostumbrado sin problemas. No nos llama la atención que este selecto grupo de arquitectos acaparen buena parte de los grandes proyectos de la actualidad, tanto arquitectónicos como urbanísticos, como si siempre hablaran – o en este caso proyectasen – en posesión de la verdad, cuando todos sabemos que no es así. Nos hemos acostumbrado, tristemente, a no cuestionar las cosas, a que nos den todo hecho, en gran parte empujados por el ritmo de vida frenético del siglo XXI, cuando estamos, quizá, en el momento en el que más hace falta pararse a reflexionar y pensar en nuestro futuro. En el momento en el que el urbanismo probablemente sea más importante que nunca.
Habría que echar la vista atrás, desempolvar los libros de historia para volver a aprender de sus lecciones, y para no olvidar los errores del pasado, para, sobre todo, no volver a cometerlos. Hay que incluir a la sociedad en el proceso de modernización y adaptación de las ciudades a los inminentes cambios que nos acechan, y no mirar hacia otro lado y confiar a ciegas en lo que algunos nos dicen.
“El urbanismo (…) es aquello que vincula la arquitectura con su lugar y su tiempo, aquello que compromete al arquitecto con la sociedad en la que vive.” Esta afirmación que hace Gómez Ordóñez en su artículo parece algo obvio, que se da por hecho, pero que en la mayoría de los casos no se lleva a la práctica. Cada vez hay más diferencias sociales en las ciudades y el precio del suelo no hace más que encarecerse, obligando a amplios sectores sociales a desplazarse a los suburbios de las ciudades, esos barrios olvidados por los dirigentes políticos, pues todo el dinero se queda generalmente en el centro de las ciudades, donde las grandes empresas tienen sus sedes y donde se gobierna para unos pocos. Son precisamente esos intereses económicos los que mueven a muchos arquitectos a elegir sus proyectos, dejando de lado el carácter eminentemente social que nuestra profesión lleva consigo.
El urbanismo es arquitectura, y es la disciplina que, bajo mi punto de vista, debería establecer las líneas de actuación de la arquitectura – entendida como mera construcción -, para asegurar un desarrollo social mucho más homogéneo, preocupándose por los intereses de los ciudadanos, que son quienes finalmente vivirán en las ciudades y, sobre todo, les darán vida.
UNA CIUDAD IGUAL PERO TOTALMENTE DISTINTA
Viendo y leyendo sobre las propuestas urbanísticas del futuro, uno podría llegar a pensar que el urbanismo ha perdido la cabeza. El cambio que cada vez está más cerca es innegable, y negarlo sería un error, pero la pregunta es: ¿de verdad queremos ese cambio? O, ¿queremos que ese cambio determine nuestra forma de vivir, o que ese cambio se adapte a la forma en la que queremos vivir?
Carlo Ratti nos dice en este artículo: “Siempre necesitaremos los ‘Fundamentos’ de la arquitectura que Rem Koolhaas resumió en la Bienal de Venecia del 2014: suelos planos donde vivir, muros verticales para delinear espacios interiores y exteriores…” ¿No hemos olvidado esto? Estos ‘elementos’ de los que habla Koolhaas de forma tan simple pero inteligente pueden considerarse la verdadera base de la arquitectura y el urbanismo, o al menos, en torno a lo que habría que comenzar a construir. Pues en el fondo, Koolhaas parece estar diciéndonos que estos son los elementos que hacen una ciudad o un edificio habitable, humano, funcional. Cuando veo las propuestas futuristas de muchos arquitectos renombrados, más allá del atractivo visual, me pregunto si me gustaría vivir ahí, y en ocasiones voy más alla: ¿podría alguien vivir ahí?
Parece que las propuestas de desarrollo de las ciudades del futuro se están basando en los avances tecnológicos, y aquí es donde creo que comienza el verdadero debate y donde nos trae la pregunta que planteé al principio sobre el cambio.
La tecnología es apasionante, no podemos negarlo, nunca deja de sorprendernos y siempre reaparece con algo que parecía imposible. Pero, ¿son esos avances siempre positivos? Ya comenzamos a ver muchos casos de personas y colectivos sociales que comienzan a tener una actitud bastante crítica y de rechazo ante el control de las empresas y de las redes sociales de nuestros datos. Y parece que no nos damos cuenta de que el desarrollo de las ciudades se está basando en la tecnología, lo que llevaría esta situación a límites insospechados. Si la ciberseguridad ya es un problema, ¿hasta donde podría llegar si nuestras ciudades, nuestras acciones cotidianas y todos nuestros datos estuvieran digitalizados? ¿Se ha vendido el urbanismo a la tecnología y el poder económico?
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