En el año 2249 la última reserva de combustible fósil se había agotado dejando tras de sí incontables cantidades de maquinaria obsoleta e inservible, sumado esto a la superpoblación que sufre el planeta, haciendo que cada ciudad del globo casi duplique su censo, fue imprescindible un cambio de mentalidad.

La humanidad ya no se congregaba en torno a fuentes de agua dulce, que gracias a un proceso de filtración de la humedad del aire pasó a ser un bien casi infinito, si no en torno a las fuentes de energía renovable por la cantidad de mano de obra que estas requerían para su mantenimiento y expansión. Siendo así la situación se generaron ventosas ciudades en zonas escarpadas de cadenas montañosas, enraizadas en laberínticas galerías a lo largo y alto de toneladas de roca para proveerse así de la fuerza de la energía eólica, o podían encontrarse profundas y serpenteantes calles parapetadas entre gigantescos edificios que generaban un particular cañón en lo más bajo de los valles del planeta tratando de aprovechar la energía magmática que bullía mediante kilométricos pozos.

Ya toda la maquinaria era eléctrica y quedaron atrás los motores de combustión generando esto un nuevo dilema: la autonomía.

Las baterías hace tiempo se catalogaron insuficientes como para soportar los avances tecnológicos de la época y sin ningún otro medio eficaz descubierto de almacenaje de electricidad se tuvo que optar por el flujo continuo de la misma. Se construyeron larguísimos túneles que transportaban cabinas bala a velocidades ultrasonicas mediante tecnología magnética evitando así el rozamiento con los raíles y minimizando el del aire al generar un pseudovacío momentáneo en el tramo en el que el convoy se encuentre, necesitando para ello un único empuje inicial que se conservaba a lo largo de kilómetros. Todos estos tramos surcaban valles y se enterraban en montañas como si de un acueducto se tratara. Por otro lado, aparecieron una red de vías que conectaban las ciudades más cercanas, pensadas para todos esos vehículos eléctricos que habían evolucionado de los primitivos e-scooters, aportándoles un flujo constante de energía mediante una serie de campos magnéticos generados por unos cables que se encuentran bajo la calzada. Y finalmente la aviación convencional dio paso a los zeppelin de alta velocidad ya que no había espacio para aeropuertos en una sociedad tan masificada.

Toda esta maraña de vías y conductos se hallaban radiales a un centro, una ciudad antigua cualquiera que, inhabitada, allí dejaron como lugar de peregrinación y memoria de un pasado.

imagen de portada obtenida en https://www.xataka.com/energia/utopia-conseguir-que-100-energia-sea-renovable-todos-desafios-que-tenemos-delante