Una vez más en la historia debemos plantearnos el modo de habitar debido a las pandemias. Previamente las ciudades se han diseñado evitando la insalubridad con el fin de que las personas se desarrollen en un entorno sano. Hoy en día, tras la aparición del Covid-19, es importante que éstas se sigan concibiendo como lugares de cambio, que puedan variar según nuestras necesidades. La arquitectura doméstica no será la única que notará un gran cambio, puesto que se apostarán por lugares más amplios, con una mejor ventilación e iluminación, sino que las ciudades deberán repensarse para evitar las aglomeraciones y poder cumplir con la distancia mínima de seguridad. “La ciudad de 15 minutos” se propone como solución a esta situación, en la cual es posible ir a pie o  en bicicleta a los nodos de trabajo o compras, con el fin de evitar grandes desplazamientos y por tanto prevenir la propagación del virus. Resulta clave la gestión de la densidad en la urbe, y aunque la forma más sostenible de habitar sea la concentración de los servicios puesto que permite su acceso a una mayor población, pueden llegar a ser compatibles estas nuevas propuestas con las ciudades verdes. Ante la aversión a los transportes públicos la bicicleta es la alternativa más barata y efectiva. Por ello, deberá invertirse en la habilitación de nuevos kilómetros de pista ciclable.