El otro día estaba dando un paseo por Granada, llevaba muchos meses sin venir, con todo el confinamiento y el verano de por medio y decidí pasear por los sitios a los que más me gustaba ir en los años anteriores cuando necesitaba desconectar del estrés y agobio de la vida de hoy en día, tan rápida y masiva. Empecé la ruta por el paseo que acompaña al río Genil, que queda cerca de mi barrio, donde, al ver el agua correr y los patos nadar, parece que el río toma un gran suspiro para poder continuar su curso, justo lo que yo necesitaba. En estos meses de encierro no hemos tenido a nuestra disposición la propia naturaleza, más que disposición, quiero decir, que no hemos podido disfrutarla, es por ello que un elemento como en este caso, un río, llamaba especialmente mi atención, allí puedo disfrutar del sonido del agua, de los reflejos del sol en ella, y como no de los animales que en él habitan. Todos ellos me llamaban a unirme a su camino y olvidarme de todos los problemas que se nos presentan en el día a día.

Seguí andando y llegué a la plataforma junto al puente romano, me encantaba esa zona, solía sentarme a ver la puesta de sol y de vez en cuando refrescarme los pies con el agua. Para mi sorpresa, al llegar, la plataforma estaba llena de gente, casi apelotonada, en 3ª e incluso 4ª fila, como si de una carretera mal estructurada se tratase… me puso triste el no poder disfrutar de la calma que ese lugar me brindaba en tiempos pasados, y mucho menos ahora, ya que hay que mantener cierta distancia con la gente, que en este sitio no parecía existir.

Esto me hizo pensar, toda esa gente necesitaba lo mismo que yo, despejarse y dentro de una ciudad, tener un pequeño rincón para acercarse a la naturaleza. Durante la cuarentena buscaba estos descansos en mi balcón y ahora son balcones hacia la naturaleza lo que busco, y como yo, muchos más. Es por ello que este pequeño balcón es ahora más necesario aún, en la Granada post-covid, sin embargo, es incompatible que se transforme en un sitio masificado, para una buena configuración debería haber por ejemplo más espacios como este, permitiendo que haya esta distancia necesaria en las nuevas ciudades post-covid, que sean accesibles para todo el mundo, aportando un suspiro en forma de rio a la ciudad.

AÑO 2021

Han pasado ya unos meses desde que empezamos la reflexión sobre cómo ha afectado el Covid-19 a nuestras ciudades. Siempre enfocandonos en un futuro seguro en el que ya hemos vencido al virus. El tiempo sigue pasando y seguimos combatiéndolo, evitando las reuniones, con amigos y familiares, quedándonos en casa, a veces, separados de la gente a quien queremos y manteniendonos en un mismo lugar durante meses sin poder viajar a ver a los nuestros. Esto me ha llevado a valorar más aún los pocos momentos libres para estar con la familia, es por ello que estas Navidades del 2020-2021, he podido visitar a una pequeña parte de esta, en Murcia, y pese a la felicidad que eso nos daba, aun seguia notandose la ausencia de los demas seres queridos. Es por ello, que en la arquitectura y urbanismo del futuro, en nuestras ciudades, busco fomentar un trato lo más cercano y local posible, porque en momentos difíciles, es bueno estar bien acoompañado.