Aún recuerdo mi primera salida a la calle tras este largo encierro. Donde tenía todos los sentimientos a flor de piel. Habíamos pasado del invierno a la primavera sin habernos dado cuenta. Todos los olores se percibían muchísimo más de lo habitual y valorábamos todo mucho más de lo que solíamos hacer. La ciudad había cambiado.

Durante toda la cuarentena soñábamos en cómo sería esa primera salida a la calle. En mi caso decidí coger mi bicicleta y dar un paseo por todos esos lugares que tanto echaba de menos de Granada. Uno de los lugares donde me detuve fue en este rincón en el albaicín. En ese momento pensé lo afortunada que era la familia que vivía ahí, ya que habían podido disfrutar de un confinamiento diferente al que muchas personas habían vivido. Con una preciosa terraza donde disfrutar del buen tiempo y de una vistas maravillosas. Gracias a esto nos hemos dado cuenta a apreciar aquellos detalles que antes no le dábamos importancia y si que la tienen.

Es por ello que la ciudad ha cambiado durante esta pandemia y sin lugar a duda va a cambiar y mucho en los próximos años. La manera de habitar va a ser muy diferente, dando prioridad a cosas que antes no le dábamos tanta importancia, como bien van a ser poder disfrutar de unas buenas vistas o tener zonas verdes a nuestro alrededor, que nos sirvan para darnos un respiro de las grandes urbes en las que vivimos y de la vida tan agitada que llevamos.

Aparte de todas esas cosas que hemos aprendido a valorar más, también la ciudad a tenido la necesidad de adaptarse a esta nueva normalidad. Creando espacios en los que podemos estar con tranquilidad y también de manera en que es la ciudad ahora la que nos guía.