Tras la experiencia de la pandemia, la sociedad se enfrenta a nueva normalidad, la cual desconocemos y en la que debemos cumplir ciertas reglas de convivencia. Paseando por el centro de Granada observé que la gente intenta seguir con su vida normal, en la que ha integrado algunas medidas de seguridad pero la mayoría de estas medidas en la calle son casi imposibles de cumplirlas, como la distancia de seguridad, debido a la estrechez de las calles granadinas. Buscando una solución urbana ante este problema me llamo la atención la cantidad de parcelas abandonadas que lindan con estas calles. Esto me dio una respuesta al problema del flujo de gente que se origina en estas calles, sobre todo en las calles de ocio como es el caso de la calle San Matías donde el flujo de gente aumenta sobre todo durante las horas de ocio nocturno y la calle se hace casi intransitable debido a la cantidad de grupos de gente que sale de los pubs a tomar el aire. La solución que se plantea ante esta problemática es la utilización de esas parcelas para construir plazas públicas, con este replanteamiento urbano conseguimos dotar a la calle con una zona de desahogo para que esos grupos que se agolpan en las aceras puedan tener un sito abierto en el que puedan relacionarse cumpliendo con la distancia de seguridad, además conseguimos una mayor fluidez en las calles. Este replanteamiento urbano no intenta modificar la distribución urbana granadina sino que su objetivo es mantener el encanto de Granada con sus calles estrechas pero adaptandolas a la situación actual. Granada quedaría salpicada por pequeñas plazas públicas.