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Si algo ha quedado claro durante la pandemia que todavía seguimos sufriendo es que debemos cambiar nuestro modelo de relación con la naturaleza. Tanto el virus Sars-Cov-2, como otras graves enfermedades recientes como el ébola o el SIDA, son zoonosis, es decir, virus presentes en otros animales que en un momento dado saltan al ser humano. Estos saltos entre especies son cada vez más frecuentes y se producen principalmente debido al cambio climático y la presión y degradación que ejercemos sobre los ecosistemas. En el caso de Granada, este maltrato a su medio natural es claramente visible en la relación de la ciudad con sus ríos. Tanto el Darro como el Beiro atraviesan la ciudad soterrados e ignorados, y el Genil, discurre encerrado en una caja de hormigón. La Granada post pandemia haría bien en dejar de vivir de espaldas a sus ríos, en recuperarlos y renaturalizarlos. Estos espacios ofrecen además grandes oportunidades para ensanchar el espacio público y dotarlo de mayor calidad. Las ciudades post pandemia serán ciudades más amables con la naturaleza o no serán.