Tras el análisis previo del lugar y su entorno, las necesidades de mejorar las comunicaciones entre núcleos poblacionales y de superar barreras que se dispersan por la zona son palpables. Por ello se propone una "vía verde" que aprovecha la topografía generada por el arroyo Juncaril para articular un "parque" naturalizado que se expande y contrae a voluntad según la zona así lo permita o requiera. Dicha vía cruza la ventana de manera longitudinal, por lo cual logra conectar todos los núcleos de población y polígonos industriales allí alojados, con ayuda de una especie de "lianas" que abrazan y penetran a lo largo de la vega revitalizando caminos que son menores pero a los que se les da un protagonismo para el ocio y la comunicación. En cuanto a nuevos usos, tienen la facilidad de poder adosarse a estos "tentáculos verdes" y así permanecer conectados aunque se sitúen en las afueras.