En este texto, Koolhaas critica la profesión de urbanista y ofrece una explicación de la estética del “caos” en el que vivimos.

El autor comienza su crítica diciendo que en un momento en que el territorio va camino de ser completamente urbanizado, el urbanismo parece haber sido ridiculizado, hasta desaparecer.

Koolhaas critica severamente el utopismo, las estrategias urbanas del Movimiento Moderno y, en general, nuestra relación con el poder. Están, dice, en la raíz del fracaso urbano contemporáneo. También advierte contra la clásica fantasía de la ciudad y la imagen de la ciudad que transmiten los medios de comunicación.

En una parte final, Koolhaas reflexiona sobre el futuro del urbanismo. Compara el espacio urbano con una entidad que siempre logra escapar del control de los profesionales de la ciudad. El urbanismo debe convertirse en una disciplina humilde y psicológica, que tenga en cuenta el espacio existente y genera potencialidades.

En este texto, reconocemos el carácter provocador de Rem Koolhaas. Sin embargo, aunque sus palabras me parecen extremas cuando describe la ciudad como un caos, también creo que el urbanismo debe deshacerse de los principios ideológicos y su búsqueda de sofisticación y novedad. Esto hace que convivir sea rígido y desagradable, mientras que el trabajo del urbanista hoy es precisamente pensar en lo existente.