Las ciudades son el punto de mira en este escenario de Coronavirus, ¿cómo se habitaran las ciudades?, ¿qué cambios habrá en ellas?, ¿comó se adaptarán a las nuevas medidas sanitarias teniendo en cuenta que son las grandes contenedoras de relaciones humanas?. Todas estas preguntas y muchas más son las que nos tiene que contestar la ciudad.

No sabremos si la morfología de las ciudades cambiarán, pero lo que si tenemos claro es que las forma en que las habitamos ha cambiado radicalmente. La vida pública que antes se llevaba a cabo en las ciudades tiene que ser repensada y replanteada a efectos sanitarios, como por ejemplo los transportes públicos. Otra cuestión muy importante es la de la ciudad como soporte de relaciones sociales, que también se tendrán que valorar a efectos sanitarios.

Lo que yo creo bajo mi punto de vista es que tras revalorar todos los puntos críticos que apunta el texto, habrá una gran descendencia del tráfico rodado en las ciudades, que traerá muchas consecuencias. Esto será por la ausencia de relaciones humanas que se darán en la ciudad ( ya sean laborales como personales), que producirán una ausencia de movilidad. Este descenso del uso del automóvil y de transporte en general hará que los urbanistas revaloricen espacios destinados al peatón y a zonas verdes, ya que con esta crisis sanitaria son necesarios espacios grandes y al aire libre.

Para concluir, la pandemia mundial nos ha hecho darnos cuenta que las ciudades tienen un gran desequilibrio espacial creado por la demanda excesiva que producen los transportes y las relaciones sociales.