EL URBANISMO DE LOS 800 METROS, GÓMEZ ORDÓÑEZ

Gómez Ordóñez nos habla de la medida pero no como unidad métrica, sino en formas de distancias. entre usos dentro del urbanismo.

Desde hace años venimos experimentando la crecida de las ciudades de manera exponencial donde el automóvil o el transporte público son esenciales en nuestro día a día. Realmente, sin ellos nos encontramos muy limitados pues las largas distancias que encontramos en las ciudades son francamente arduas de sobrellevar si no se cuenta con un móvil rodado.

Por eso, Gómez Ordóñez propone la medida de 800 metros como medida adecuada para una manzana. Es una distancia que puede recorrerse a pie de manera cómoda y que no supone un gran esfuerzo. Como consecuencia, se crearían mayores relaciones entre los usos y ganaríamos independencia respecto al automóvil y esto es algo que ya se ha puesto en marcha en varios proyecto que han tenido como base esta medida y han resultado ser proyectos con buen reconocimiento.

UNA CIUDAD IGUAL PERO COMPLETAMENTE DISTINTA

Todos hemos soñado alguna vez con la ciudad del futuro y muchos estamos deseosos del que el coche volador llegue a nuestras vidas para quedarse. Este texto precisamente habla de esto: de ciudades utópicas futuristas no tan lejanas. 

Se comentan aspectos como drones voladores que sustituyan al repartidor convencional, la aparición de coches autónomos que quizá necesitarán esas plataformas voladoras de las que menciona el texto y cómo el humano se apropiaría de las alturas mediante la creación de plataformas colgantes que atravesaran numerosas manzanas para liberar más espacio al tráfico rodado.

Esto lleva a hablar de cómo serán nuestras actividades y la manera de relacioarnos en un futuro. La tecnología, las redes sociales e incluso la pandemia, han ido cambiando nuestra manera de vivir. Cada vez son más los pequeños comercios que cierran debido a la apariación y globalización de grandes empresas o la demanda de zonas verdes y espacios abiertos no deja de aumentar. No obstante, estos cambios no van a ser radicales ni mucho menos instantáneos. La sociedad necesita adaptarse a ellos y por ello se necesita que se hagan de manera pautada y que vayan surgiendo del propio proceso de cambio en el que vivimos.