El artículo de Christopher Alexander “La ciudad no es un árbol” nos habla sobre cómo la ciudad se organiza con una estructura de árbol. Las ciudades están zonificadas por esta estructura , generando limitaciones y obligándonos a seguir una serie de normas impuestas. En las secciones de las calles de la ciudad se puede ver una serie de limitaciones y la estructura de árbol de la que hablamos, viendo la fachada de las viviendas a los dos lados de la calle, las aceras para los peatones y en medio la carretera, y si hay carril de bicicletas se encontraría entre la acera y la carretera. Podemos poner el ejemplo del paseo de los tristes como calle que rompe esta estructura, al fin y al cabo es una calle compartida entre vehículos y personas, pero al final el que manda en esta calle son los vehículos, los cuales tienen un acceso prioritario impuesto por la misma calle. Pero en cambio en las demás calles de la ciudad el que manda es el peatón. Un ejemplo parecido es el de las calles que están alrededor de la escuela. Podemos ver como la calle paralela a calle Molinos es una calle tanto peatonal como para vehículos, al igual que el paseo de los tristes, siendo una calle sin limitaciones pero el que manda al contrario del paseo de los tristes suele ser el peatón. Este tipo de calles rompen la zonificación que tiene la ciudad entre carreteras y peatones, y tambien rompe esas relaciones que sigue la ciudad. 

Si nos vamos a un ejemplo cotidiano es el de la misma estructura de las clases de la escuela. Se ve como hay clases que pueden romper su estructura con el movimiento solo de las mesas, como por ejemplo las clases de proyectos, rompiendo el rol también de profesor y alumno. Y luego está el ejemplo del aula magna que es un espacio difícilmente cambiable, es todo lo contrario, totalmente distinta a las demás aulas, y se ve un rol claro entre los alumnos y el profesor. Y en cuanto a la organización de la clase también es una estructura árbol pero esta se puede romper con ciertas actividades o con el cambio o pérdida de alumnos.

Si nos volvemos a trasladar a la ciudad, todas las ciudades se rigen por los mismos límites que se han impuesto. Tenemos que empezar a romper esta estructura para que la ciudad tenga más riqueza a la hora de los espacios que se generan y que todo sea más natural.