Lecturas.

Trazar

En la configuración del territorio de manera general nos encontramos con diversidad de paisajes, parajes, caminos, encuentros, bifurcaciones, que crean lugares, espacios que configuran el territorio y el lienzo donde los habitantes del lugar hacen del medio su espacio. La existencia de la multiescalaridad en la configuración del territorio es una base fundamental en el estudio y para entender su funcionamiento. La intensa red que lo constituye crea espacios entre lo público y lo colectivo, que nos sirve como una herrmamienta útil para dar solución a posibles problemas que existirían en  zonas sin segregar. A través de esta estructura de cuadrículas que desde los orígenes eran una forma y concepto de organización de ciudades, las colonizaciones han sabido adaptar a sus necesidades, interactuando con esta singular red donde poder delimitar parcelas, espacios públicos y privados creando un contorno que obedece a la escala y que permite dividir, o  encajar en subdivisiones más pequeñas las superficies, como en la antigua Roma.

Cuando hablamos de trazado, entendemos que es directamente proporcional a una medida, a los espacios por donde existe una relación o interacción con otros espacios, donde cobran protagonismo redes y/o tejidos que trabajan con la distancia de los lugares y de los espacios, teniendo una relación directa con el factor humano en escalas de detalle. Así mismo estos trazados que comentamos tienen estructuras de formas simples, tales como triángulos o cuadrados, existiendo otras formas como pueden ser las circulares o radiales. En zonas como Norteamérica encontramos la excepción en las bandas para cultivo.

Resumiendo, el trazado tiene comportamientos de carácter intrínseco, aunque en muchas ocasiones aparezcan como huellas en el tiempo, es un configurador del territorio que se enceuntra vivo, que puede alterarse , y se debe entender con todos sus elementos,  así las secciones longitudinales y transversales cobran gran importancía, sus ejes, desniveles y paralelismos. Con todo esto, la multiescalaridad del trazado, donde conviven el conjunto espacial y el detalle es una condición sine qua non para el trabajo urbanístico.