La figura del arquitecto es de vital importancia para el desarrollo urbanístico. Tiene la formación necesaria para mejorar el espacio urbano. Es uno más de la sociedad, pero la percibe desde un punto de vista diferente del resto. El arquitecto ve con unos ojos educados para desarrollar la urbanística. Es capaz de dar solución a espacios residuales de la ciudad. Es un ciudadano, pero tiene que ser el que guíe al resto de profesionales para, juntos, generar una buena planificación urbana. No es solo el trabajo de uno. El arquitecto debe delegar parte de su trabajo a otros profesionales.
Por otra parte, el desarrollo de ciudades sin la supervisión de un arquitecto queda patente en los cascos históricos de las ciudades europeas. Calles estrechas, con una mal diseño de instalaciones, tráfico... Suelen ser espacios de poca habitabilidad. Los cinturones de la ciudad, el extrarradio, con planificación urbana, consiguen tener una mejor calidad debido a que no se piensa de forma individual, sino que todo se realiza en conjunto. Se trata de remodelar la ciudad y mejorar las zonas residuales que quedan en ella. Por tanto, el arquitecto es completamente necesario. Es la pieza que ordena el resto para que todo funciones como si de un engranaje se tratara.
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