Al comienzo, el autor comenta la existencia de diferentes tipos de calles en cuanto a funcionalidad se refiere y, a lo largo del texto, se desarrollará esta idea desde un punto de vista histórico. Mi comentario acerca del texto se centrará en dicha idea.

Aparece la necesidad de modificar la estructura de las calles  al ritmo que lo hace la sociedad, y es esto lo que ha venido ocurriendo desde la Edad Media hasta nuestros días. Como hemos podido conocer, en la primera, la calle reunía una gran cantidad de actividades; el mayor problema residía en que no había una especialización ni una regulación para cada una de ellas. Se imponía la ley del más poderoso, del más adinerado. Éste poseía la legitimidad para circular por cualquier espacio, sin preocuparse de los peatones que por allí caminaban o de los mercados que se celebraban. Las infraestructuras viarias, empedradas en el mejor de los casos,  acogían a transeúntes, juglares, mercaderes, carros, jinetes, yuntas, etc con los consiguientes problemas de espacio e de higiene que ello conlleva.

Con este punto de partida, gracias al desarrollo en diversos campos y a la concepción innovadora de grandes pensadores, se van intercalando paulatinamente una serie de mejoras: se avanza en cuanto a materiales;  a tecnologías como el alcantarillado y el alumbrado; se especializan las calles y se va desplazando a cada medio a su lugar correspondiente etc. Y todo ello va dando como resultado una convivencia mejor y una buena respuesta a las necesidades de movilidad que la sociedad comienza a experimentar.

De esta forma llegamos hasta la actualidad.  Ahora la demanda de espacio es tan grande que es necesario utilizar la superficie terrestre en varios niveles, el subsuelo y el cielo. En cuanto a ello, me resultó curioso el hecho de que en Chicago existe una línea de metro que transcurre a un nivel superior de la calle por la que transitan vehículos y peatones. Esto me parece un mecanismo estupendo en cuanto a utilización del espacio útil; sin embargo, creo que no debe resultar cómodo pasear por esa calle oscura, encajonada y ruidosa. Con ello quiero reivindicar que, en mi opinión, deberíamos planear bien nuestras actuaciones y tener en cuenta a todos los usuarios que se verán afectados con ellas, pues es la única forma de solucionar los problemas de movilidad actuales y satisfacer a la mayoría de la población.