Durante este curso, se ha hablado de muchos temas tanto teóricos como prácticos para conocer, intervenir o pensar la ciudad. Ejes, calles, hitos, nodos, zonas verdes, metro, coche, bus, peatón, manzanas, organizaciones, espacios público...

Pocas veces se habla del arqutiecto, de la persona que debe pensar por todos, buscando la "solución ideal", lo mejor para la ciudad. Me gustaría centrarme en este punto o más bien en este personaje que "mueve los hilos".

El arquitecto debe ser una persona inquieta, a la que no le falten ganas, ya que estas ganas son el motor. La voluntad de cambio, la iniciativa, querer mejorar la ciudad, intentar realmente que ocurran cosas buenas, nuevas... alguien que llegue al fodo de las cosas (a pesar de ser difícil y consumidor de tiempo), alguien realmente preocupado.

A lo largo del curso hemos investigado sobre proyectos, tanto interesantes como erróneos. os proyetos monótonos e iguales carecían de interés, los que no pensaban el lugar, esos a los que les faltaba esa iniciativa y voluntad de cambio. Otro de ellos por el contrario, trabajaban desde el punto de vista más humano y cercano, desde el conocimiento, fruto del deseo por conocer, por indagar hasta lo profundo.

Esta reflexión me hace recordar la entrevista de Manuel de Solà Morales, " me interesa la piel de las ciudades", en cuyas respuestas pueden verse estas ganas de cambio, esta visión de futuro para la mejora, contrarias al aletargamiento de estancarse en el pasado diciendo que "un tiempo pasado fue mejor", que nada puede arreglarse, que todo lo hacemos mal.

Por ello, yo puedo aportar a la ciudad mi voluntad de cambio, mis ganas para crear algo más complejo y mejor.