Hay muchas discusiones sobre los trazados de las ciudades, se critica aquí a los ejes teóricos que se crean sin tener en cuenta otros que sí están y a los que si se les debería de prestar especial atención, como sucedió en el plan de Barcelona, en el que no se respetó la topografía.

No todos los proyectos urbanísticos tienen un trazado igual. Por mucho que intentemos sintetizar, cada lugar es un mundo, cada uno tiene unas características distintas que hacen que el método que se aplique allí no sea válido para otro lugar.

Los ejes han venido dados de distinta manera a lo largo de la historia, y tienen distintas formas (de estrella, cuadrícula, que llegan a un punto central, etc) y estos normalmente se aprovechan para introducir distintos usos en la ciudad.

Estos ejes, a pesar de ser a veces muy rígidos, son funcionales, por ejemplo a la hora del abastecimiento.

Podríamos decir que los ejes ya no sólo son impuestos por la naturaleza o la historia de un lugar, sino que es la gente la que crea nuevos ejes, que son los nodos principales a los que las personas acuden a mantener las relaciones sociales.