François Ascher: Ganar la calle.

La calle es el elemento primario, la columna vertebral de una ciudad. De un conjunto urbano.

Ha variado conforme lo han hecho los tiempos, pero siempre ha bailado la música que sus usuarios han tocado. Ha creado escaparates en las calles de comercios, se ha hecho ancha y escandalosa en las vías principales, estrecha y retorcida en los barrios antiguos de desordenada ordenación de las viviendas...

En la actualidad esta música se ha ido haciendo más complicada. Han tenido que convivir en ella comercios y zonas de paso. Escaparates con autovías. Plazas de encuentro que pretenden relax del usuario con puntos de tensión poderosos que circunstancial, orgánicamente, se han abierto paso hasta allí. La especificación funcional de la calle ha decaído, ha degenerado en una necesidad de mezclarse, una calle híbrida es necesaria en nuestros tiempos porque el caos de la música ha desordenado, mezclado y agitado dichas funciones.

Existe una evidente crisis en el modelo funcional de calles. No es mantenible. Y a ello hay que sumarle una respuesta a la violenta dominación del automóvil en nuestras ciudades, la ciudad moderna ha tenido que responder a este cambio y lo ha hecho con cambios de nivel, con pasos subterráneos y elevados.

Quiere decir, que no existe una normalización, un método que pueda aplicarse efectivamente a las ciudades actuales. Es necesario un conocimiento, un estudio detenido, quizá una empatía con la música que suena.