El emplazamiento del sitio debe ser el mayor condicionante a la hora de realizar un proyecto. Se hace necesario hacerse unas buenas preguntas a la hora de trabajar sobre un sitio; el arquitecto debe poseer una gran sensibilidad para integrar la mayor información posible del sitio sobre el que se va a trabajar y ser capaz de dar respuesta a los problemas que se planteen.

Al hacer el proyecto de una ciudad hay que tener en cuenta lo anteriormente mencionado, pero también debemos entender que las ciudades cambian rápidamente y por lo tanto no se debe hacer un proyecto pensado para siempre, sino con posibilidad de actualización y capacidad de adaptar soluciones futuras. En el propio texto aparece un párrafo que expone esta idea: “A tiempo que crezcan nuestros conocimientos, el material de este libro perderá su interés (…)”

Por lo tanto, los ritmos a los que crece la ciudad son los determinantes. Esto se deja ver en la forma en que las ciudades han sabido solucionar los problemas que han ido surgiendo con el tiempo: Las ciudades más antiguas, y por lo tanto que han tenido más tiempo de vida, han solucionado algunos problemas que las ciudades más modernas poseen. Hay que estudiar estas ciudades antiguas para poder hacer un buen aprovechamiento de la experiencia pasada.