La repetición y modulación de la que se habla en el texto, a mi parecer, hace que se produzca una imagen repetitiva de la ciudad, que solo variaría cuando nos encontramos con hitos que alternan nuestra percepción de ella. La idea de expandirse de manera modular como una malla ya la inventaron los griegos y por su racionalismo se recurrió durante los primeros ensanches desatacados de las grandes ciudades, por ejemplo el Plan Cerdá, todos sabemos la gran regularidad de las manzanas, o en un extremo la ciudad para Tres Millones de Habitantes, que recurre a una excesiva planificación de funciones y es a mi parecer lo que ha llevado al desastre todo el urbanismo que se hacía en aquellos momentos, la repetición, la idea de expandir la ciudad como una malla sin prestar atención a la topografía o a las cosas que ya hay. A partir de la segunda mitad del siglo XX la arquitectura empieza a tener ya más conciencia de la importancia del lugar, hasta el momento solo se pensaba en hacer cajas y más cajas sin tener en cuenta el lugar de implantación, este concepto se puede trasladar perfectamente al urbanismo, el adaptar las calles, los viarios al terreno o incluso las arquitecturas, de esta manera se consigue una ciudad más rica en contenido, con una mayor diversidad de tipologías y más vinculadas al entorno que a su vez permitirá que las arquitecturas que la habiten puedan estar más relacionadas entre ellas porque las cosas que se critican del urbanismo anterior es el colocar piezas en la ciudad pero que estén aisladas sin relación unas con las otras, ya en el Barroco se planteaban edificios vinculados a plazas, que mantuviesen relaciones con ellas incluso que ofreciesen una imagen a la plaza, pero con la aparición del capitalismo en lo que se ha llegado a pensar es en la rentabilización del suelo, el construir la máxima superficie posible para un máximo rendimiento, esto ha provocado en parte cierta crisis a esas ideas de urbanismo, la especulación es un hecho que hace que el urbanismo pierda valor, por ejemplo en Nueva York donde es muy conocida la malla de expansión con los edificios ocupando las parcelas al máximo y en altura siendo además todos los edificios monótonos y casi iguales, la imagen de las calles se convierte en las diferencias que hay de unas a otras. El nuevo urbanismo debería invitar a la gente a descubrir la ciudad y disfrutar de ella sin provocar monotonía y repetición basándose en una nueva redistribución de espacios y repensando la situación de lo que ya está mal realizado.