El documental  trata de mostrarnos usando de ejemplo varias ciudades cómo ha sido el crecimiento de los entornos urbanos durante el pasado siglo XX, momento clave ya que se produjo un aumento considerable de la población y el uso del coche como símbolo de la ciudad moderna.

Las ciudades han perdido la escala humana, dándole prioridad a otros factores como el tráfico que sin duda hacen de la ciudad un lugar peor para la socialización y la vida en sí misma.

 Debemos desarraigarnos  de este sistema y abogar por un entorno más favorable al peatón, que puede ser ejecutado con éxito, como los  casos de Nueva York o Copenhague que podemos ver en el video. Si se crean más espacios públicos de calidad, habrá más gente que pueda desempeñar actividades en ellos, y es que el ser humano no coincide con el cliché de la modernidad en el que el individuo vive aislado de los demás sin interactuar entre ellos.

Las viviendas ubicadas cada vez más en la periferia de las ciudades hacen patente la pérdida de esta escala humana. Están hechas para ser vistas a la velocidad del tráfico rodado, sin embargo la ciudad antigua estaba hecha para disfrutarla con calma, para poder percibirla en todas sus facetas, y esto es lo que las hace tan interesantes y agradables de visitar.

Debemos dejar de lado temas económicos y hacer de la ciudad un lugar más acorde con los gustos de sus propios habitantes, y es que, como bien dice el documental, no cuesta nada ser amable con el urbanismo.