Se comienza hablando de actualidad más próxima, al realizar algunas referencias de la Bienal de Venecia y de la Expo de Zaragoza. Al plantear la disyuntiva entre “edificios o arquitectura”, lo tacha de postura anticuada al reducir la arquitectura a conceptos, a especulación intelectual, sin la necesaria corporeidad. En cuanto a Zaragoza, al igual que ocurrió en Sevilla, afirma que se ha perdido una gran oportunidad de hacer realmente ciudad al generar un “vacío” innecesario.

Realmente demuestra pasión es al hablar del gran proyecto realizado en torno al puerto de Barcelona (habla de sensación constante de lucha por una idea que al principio parecía imposible), gran desafío que pudo realizarse gracias a lo que el llama “feeling amplio”, si bien aprecia que se está actualmente en una fase ciertamente pasiva, buscando sin éxito una nueva manera de modernizarse.