A partir de la generación de Mayo del 68, nos hemos desvinculado totalmente de la ciudad clásica, olvidando algunos aspectos importantes que en ella aparecían. Los primeros planes urbanísticos que realmente crearon nuevas tipologías de ciudad, aprovechando lo que ya había, eliminando, ampliando o simplemente modificando, de tal forma que se producían nuevos trazados de la ciudad, han ido variando con el tiempo. Toda una época de pensamiento, donde se ha reflexionado sobre qué es la ciudad y cómo actuar en ella, se ha perdido a favor de crear más y más arquitectura.

Por esta razón estamos perdiendo el control de la ciudad, porque ha pasado de entenderse en su conjunto, a entenderse como cientos de arquitecturas aisladas. ¿Qué es la ciudad? ¿Arquitectura aislada o urbanismo? Es obvio que necesitamos de la arquitectura en la ciudad, pero es necesario que profesionales como los urbanistas, sean quienes definan esas arquitecturas para la ciudad, no como elementos individuales, si no como un conjunto que actúa en beneficio de la ciudad.

En este crecimiento desmesurado de la ciudad, donde se ha urbanizado sin tener en cuenta la calidad, es necesaria ahora una aceptación de lo que ya hay. Ya no podemos pensar en la ciudad como un nuevo comienzo, si no, aprovecharla y partir de aquí  como lugar de oportunidades para redefinir el urbanismo. Necesitamos entender el urbanismo aceptando lo que la ciudad nos ofrece, potenciando aquellos espacios bien diseñados para el beneficio de la población y modificando todos aquellos que no la benefician.

Por esta razón la calidad de las ciudades ha ido disminuyendo y por eso ahora, más que nunca tenemos que renovar el concepto de urbanismo, no cómo diseño de una nueva ciudad, si no como resurgir de una ciudad donde predomina la cantidad antes que la calidad.