REFLEXIÓN

Creada el 2 de Febrero de 2015 a las 01:32 por loretocog

Proyecto: Urban Games 2014
Tema: Reflexión Final
Coordinadores: abarca dacama

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Descripción

fuente: Illuminance, Rinko Kawauchi

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Hoy vivimos el cáncer desarrollado por esta invasión creciente de coches, parecidos a ratas gigantes que se alimentan de hombres a los que devuelven junto a malolientes y venenosos gases, debidos a los camellos de drogas peligrosas vendidas por los ayuntamientos a 100 lo que cuesta 10. Luchemos contra estos camellos oficiales de la gasolina y volvamos a ciudades humanizadas, sin estrés, angustias ni ruidos (…). El paisaje urbano de hoy es inhumano y envenenado por una mayoría esclavizada a los intereses creados por una minoría egoísta con sus beneficios a corto plazo “, escribió Fernando Higueras, basándose en las enseñanzas del gran maestro Fernando Chueca Goitia.

 

Y, es que, si se debe responder a qué hace el arquitecto por (y con) la ciudad es, precisamente, ésto. Luchar contra esas “ratas” y esos “camellos” que hacen que la ciudad no sea un lugar habitable.

 

Construir esos espacios, esos lugares, en los que la gente desee vivir. Intervenir en la ciudad de manera que crezca en riqueza, en diversidad. Hacer de la ciudad un lugar mejor mediante pequeñas acciones que harán al habitante más feliz.

 

Esto de “pequeñas acciones” es muy importante. El hecho de transformar ciertos puntos clave en la ciudad es esencial. Detectar futuros cambios en lugares concretos, aparentemente insignificantes que, sin embargo, con poca transformación y, quizá, poco esfuerzo (humano y material), que lograrán  verdaderamente mejorar lo que hacen las personas en ese lugar. No se necesitan grandes proyectos generadores de una nueva ciudad.

 

Por tanto, ¿destruir o reparar?, ¿dar la espalda a lo anterior?, ¿empezar de cero? Sin duda alguna, gracias al pasado somos lo que somos. Y, sin que suene tópico, sólo aprendiendo de errores pasados podemos avanzar hacia el futuro. Por eso, la tarea del arquitecto de hoy es poner al alcance de las personas todo lo que se ha ido haciendo a lo largo de los años, adaptándolo al mundo actual. Sólo así, se conseguirá una ciudad mejor.

 

Ni que decir tiene que, lo más importante, lo esencial, son los ciudadanos, sin los que ninguna otra cosa tendría sentido. Sólo gracias a ellos se crean las ciudades. Las ciudades no son nada sin ese alma de la que tantos entendidos hablan; ese “alma” que la aportan las personas.

 

La energía que destilan las ciudades, el movimiento, la belleza, las dan los habitantes que la habitan. Es, justamente, esa la razón por la que son esenciales a la hora de configurar una ciudad.

 

Al fin y al cabo, la ciudad es vida, la ciudad es todo. Y necesitamos trabajar en grupo, en colectividad, para poder acercarnos a esa ciudad que todos queremos, ciudad compleja y múltiple, a la vez que pacífica y esencial, en la que sentirnos en casa.

 

En realidad, el arquitecto sólo debe ser trasmisor de ideas; la mano que hace que esos deseos del pueblo se puedan llevar a cabo. 

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