Vivimos en ciudades dominadas por el tráfico rodado, las autopistas, la ciudad se convierte en un "árbol" donde se separan sus usos, se separa la vida del trabajo, de los lugares de ocio y las escuelas. Sin embargo, éste no es el único problema, la calidad de vida disminuye, aumenta la contaminación y la destrucción de las áreas naturales.

La aglomeración, lsa condiciones infrahumanas, la no separación de la calle, la convivencia entre personas y tráfico, una ciudad que no se preocupa de sus habitantes, una ciudad clasista... Todo ello debe plantearnos la siguiente cuestión: ¿a quiénes deben dar prioridad los avances?

Una ciudad es mucho más que un conjunto de ladrillos, cemento, pavimentos y edificios, una ciudad también está compuesta de elementos intangibles: recuerdos, los sentimientos, las experiencias vividas que determinan el comportamiento de los habitantes, una ciudad es su historia, la historia personal de cada uno de nosotros.

Debemos ser conscientes y reflexionar sobre la relación existente entre la arquitectura y los sentimientos y sensaciones que provoca en los usuarios, en los habitantes. Sólo de esta manera podremos crear ciudad con un valor y calidad reales.