“El éxito publicitario de la mayoría de las arquitecturas más famosas es un enemigo.” nos dice Manuel De Solà-Morales en su texto.

  Pues bien, me resulta una idea muy interesante. Las arquitecturas llevadas a mano por arquitectos famosos tienen mucha más visibilidad que el resto y son mucho más vistosas debido a los altos presupuestos para esos proyectos. Sin embargo, esa es una mínima parte de la arquitectura. La que ellos quieren que veamos y que tengamos como referencia, pero es una imagen irreal, eso realmente no es lo que ser arquitecto conlleva.

  Siempre se ha dicho que estos grandes tienen como dos firmas, una A que es la que les da su nombre a grandes edificios y una B que es la que hace desconocida el resto de su arquitectura, la cual pueden ser perfectamente una urbanización de adosados allá donde el promotor con dinero para pagarle demande.

  Y esta cara A de la moneda hace mucho daño, pues asciende al arquitecto a otro plano, concibiéndolo como artista y diseñador. Pero luego vienen los problemas y no es oro todo lo que reluce. Como ejemplo pondré a Santiago Calatrava, el cual ha hecho grandes edificios y demostrado está que estos tienen ciertas carencias a pesar de su atractivo visual.

  Pues bien, aquí se me plantea otra duda. Por qué si la arquitectura que se enseña en las escuelas consiste en la conformación de espacios que sirvan a un uso, en la economía de medios, en la correcta ejecución del proyecto,… ¿Por qué la imagen que dan los medios de la profesión es la de semi-dioses que construyen grandes colosos de bellas e impactantes carcasas?

  Son cosas que dan a uno qué pensar…