Una ciudad utópica, perfecta, donde todo funciona a la perfección y esta tan pensada que nadie debate siquiera los quehaceres que se le han encomendado en su vida.

Eso redacta el texto.

¿Hasta qué punto puede llegar la perfección en una ciudad para que todo funcione, sin necesidad de controlar al mílimetro las vidas de sus habitantes?

Esta claro que la ciudad es algo que creamos entre todos, con nuestras actividades, nuestras relaciones, nuestro uso del tiempo libre, e incluso con nuestra elección de profesión. Cuanto más orden exista en esto mejor funcionará la ciudad, pero qué injusto y aburrido que nos controlen hasta el último paso que demos. Suficientemente influidos nos encontramos ya con la publicidad y la tecnología para que lo poco que nos dejan decidir también se vea influenciado.

Una utopía debe aspirar a algo más que un mundo perfecto, y eso es un mundo donde se deje libertad a los ciudadanos, y aún con esa libertad todo funcione a la perfección.

Nuestra labor como arquitectos es descubrir cómo hacerlo sin imponerse sobre los demás. No somos todopoderosos. No podemos decirle a la gente cómo debe vivir.