Cuando un arquitecto realiza el diseño de un edificio normalmente lo proyecta individualmente, puede que en el mejor de los casos tenga en cuenta su entorno, pero solo el más inmediato. Sin embargo, no somos conscientes de que cuando levantamos una casa, esa casa es la mínima parte de una ciudad. Es como una célula en un organismo cualquiera. La célula tiene su propia función y es su relación con las demás células del cuerpo lo que hace que al final este funcione correctamente. La ciudad es exactamente lo mismo, si bien a una escala mucho más amplia. El arquitecto debe pensar en el edificio teniendo en cuenta que va a formar parte del todo de Granada, de Chicago, de París o de Tokyo. 

Otro aspecto a mi parecer muy relevante en el papel del urbanista es la devolución del terreno ocupado por el edificio a la ciudad. Es decir, basarse en los métodos lecorbusianos, según en los cuales defendía puntos como la elevación del edificio sobre pilotes (liberando la planta del edificio para pasos de circulación  parques) y la cubierta plana ajardinada (devolviendo la "naturaleza" ocupada a la parte alta del edificio). Hoy día, muchos de estos puntos aun se repiten en la ciudad, pero hay otros que los reinterpretan en claves de modernidad para que la arquitectura avance. Es lo que hacen estudios como BIG, en donde la mayor parte de sus edificaciones podría decirse que se centran más en la continuidad de la ciudad y en el urbanismo que en el propio edificio en sí. Las cubiertas ajardinadas se funden a pie de calle, generando zonas privadas (la edificación en si) a la vez que públicas (plazas, jardines, etc.). Quizás el papel del arquitecto a nivel urbanístico sea ese: proyectar edificio y urbanismo a la par. Así, con el paso de los años, zonas históricas congestionadas o tramas urbanas problemáticas acabarían por solucionarse debido a un crecimiento igualado de vivienda y urbanismo.