Si hay un punto en común en la evolución de las ciudades hasta nuestros días, es la idea de ciudad como conjunto de ejes. Así pues la calle, como unidad de ciudad, aparece desde las aglomeraciones urbanas más primarias. A lo largo de la historia y el desarrollo de la misma, la calle, bajo una misma idea, junto con las ciudades, ha ido sufriendo variaciones en su forma.
Pese a esta prevalencia de los ejes en la ciudad, hoy día ¿se encuentra en la maraña de calles tan característica del casco antiguo de todas las ciudades el concepto de eje? ¿O necesitamos desplazarnos hasta las zonas de ensanches realizados a lo largo del siglo XIX o las grandes avenidas de las ciudades para encontrarlos?
Estos ejes, o calles, rodean la arquitectura, nos la muestran desde el exterior generando perspectivas, creando ejes de movimiento y relación, en definitiva, conforman, junto con otros muchos elementos,un concepto de visión urbana. Pues a través de este viario se genera una jerarquía en la mente del ciudadano que regirá su posterior trato a la ciudad.
Al tiempo que la calle, o mejor dicho, el concepto de eje establece parte de las normas que generan el conjunto, permite individualizar y caracterizar cada espacio que nace de ella – tal vez con ensanchamientos, quizá con espacios más estrechos.
Así aparece la dicotomía eje-malla. Resultado de prcesos diferentes: de arriba abajo y de abajo arriba.