Debemos diferenciar entre dos tipos de ciudades: las ciudades naturales que son las creadas espontáneamente y las artificiales, cuya creación está realizada por planificadores que, según el autor, son un fracaso desde el punto de vista humano.

Los diseñadores de estas ciudades artificiales parecen añorar las características del pasado en lugar de investigar los principios que ordenan las ciudades antiguas.

La ciudad natural estaría organizada como un semirretículo en el que los elementos se sobreponen mientras que la artificial lo haría como un árbol (los elementos no se sobreponen). La ciudad estará formada por subconjuntos que consolidaremos como unidades, los cuales definirán la imagen de la misma.

La diferencia de los dos tipos de ciudades (además de por la sobreposición de elementos) estará muy presente en el grado de complejidad y sutilidad, característica propia del semirretículo.

El problema que encontramos en la sociedad moderna actual es que no existen grupos cerrados, por lo que en la ciudad nunca se podría colocar a un individuo en un lugar cercano a todos sus conocidos; sería imposible ya que mi círculo de conocidos nunca será el mismo que el de uno de mis amigos.

Pero el autor se plantea entonces una pregunta, ¿por qué tantos diseñadores concibieron la ciudad como un árbol? La respuesta es que la estructura de árbol es la más fácil de mentalizar en un único acto mental, aunque esto no es nada beneficioso en la ciudad.